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El cambio en el periodismo: de dictadores autoritarios a una difusión violenta e ignorante

El tono agresivo de la información, junto con la difusión de información errónea, desafía los principios fundamentales del periodismo. La verdadera excelencia del periodismo está intrínsecamente ligada a la capacidad de formular preguntas desafiantes con respeto.

Con la llegada del gobierno de Gustavo Petro, ha habido una transformación notable en el panorama del periodismo colombiano, marcada por un alejamiento del tradicional papel autoritario de los periodistas hacia una preocupante tendencia de violencia e ignorancia que impregna varios medios de comunicación.

Este cambio ha dejado a los supuestos dictadores de la información lidiando con una sensación de desesperación a medida que evoluciona la dinámica de la difusión de noticias.

Históricamente, el periodismo ha sido considerado una profesión noble, y los periodistas eran considerados los guardianes de la información. Desempeñaron un papel crucial en la formación de la opinión pública y el mantenimiento de un sentido de objetividad y credibilidad.

Sin embargo, en el entorno mediático enmarcado por la pérdida del poder uribista, ha surgido un patrón inquietante, caracterizado por un aumento de la información agresiva e ignorante.

Esta agresión se manifiesta en el tono y el contenido de las noticias, donde la mentira a menudo tiene prioridad sobre la exactitud de los hechos. La carrera por los clics, las vistas y los ratings ha llevado a algunos medios de comunicación a priorizar los titulares sensacionalistas y el lenguaje incendiario, lo que contribuye a una atmósfera de hostilidad.

En el ámbito del periodismo, la esencia de la verdadera excelencia se puede encontrar en el hábil arte de formular preguntas desafiantes con respeto.

En lugar de involucrarse en confrontaciones desagradables, los periodistas tienen el poder de fomentar debates enriquecedores que contribuyan a una comprensión más profunda de cuestiones complejas.

Este delicado equilibrio entre investigaciones inquisitivas y discurso respetuoso no sólo defiende los principios del periodismo ético, sino que también juega un papel fundamental en la configuración de una sociedad más informada e ilustrada.

El periodismo ético pone un fuerte énfasis en el respeto por las personas y sus perspectivas.

El Código de Ética de un periodista profesional subraya la importancia de minimizar el daño y tratar a los sujetos con dignidad y sensibilidad. Este marco ético reconoce que la búsqueda de la verdad no debe realizarse a expensas de la decencia. La verdadera marca de la excelencia periodística radica en la adhesión a estos principios éticos.

Elaborar preguntas desafiantes requiere habilidad y delicadeza.

Los verdaderos periodistas deben lograr un equilibrio entre la necesidad de información y el respeto debido a sus sujetos.  El objetivo no es provocar conflictos sino fomentar una exploración matizada de cuestiones complejas.

Al abordar sus temas con respeto, los periodistas allanan el camino para conversaciones constructivas que trascienden el mero sensacionalismo.

El periodismo es una piedra angular de la democracia y no se puede subestimar su impacto en la opinión pública.  Un verdadero periodistas plantea preguntas desafiantes con respeto, así contribuye a la creación de una ciudadanía informada y comprometida.

Los debates significativos, libres de acritud, permiten la exploración de perspectivas diversas y, en última instancia, fomentan una sociedad que valora el pensamiento crítico y el diálogo abierto.

El periodismo de confrontación, caracterizado por preguntas agresivas y un tono combativo, a menudo conduce a respuestas defensivas y a una ruptura de la comunicación.

Este enfoque tiende a polarizar opiniones en lugar de fomentar una exploración colaborativa de ideas.

Por el contrario, las preguntas respetuosas promueven un intercambio de opiniones más inclusivo y tolerante.

La forma en que los periodistas plantean preguntas influye en la percepción pública de los medios en su conjunto. Una reputación de investigación respetuosa mejora la credibilidad del periodismo, haciendo más probable que las personas interactúen con las noticias como una fuente confiable de información.

Los periodistas, alguna vez considerados proveedores de la verdad, ahora se encuentran enredados en una red de sensacionalismo y mentira que compromete la integridad de su profesión.

Además, el auge de las redes sociales como fuente principal de difusión de noticias ha amplificado la propagación de la agresión en el periodismo.

La inmediatez y viralidad de la información en plataformas como Twitter y Facebook han creado un entorno en el que las historias sensacionalistas ganan fuerza rápidamente, a menudo sin una verificación exhaustiva de los hechos.

Esta rápida difusión de información, incluso si es inexacta o engañosa, contribuye a la erosión de la confianza del público en los medios.

Hay una sensación palpable de ignorancia que impregna las prácticas periodísticas.

El deseo de titulares rápidos y noticias de última hora ha llevado a descuidar los informes y análisis en profundidad. Algunos periodistas se ven cada vez más presionados a producir contenidos rápidamente, lo que deja poco espacio para una investigación exhaustiva y una narración matizada.

Esta prisa compromete la calidad de la información presentada al público, reforzando los estereotipos y perpetuando la desinformación.

El papel tradicional de los periodistas como guardianes de la información se ha visto aún más erosionado por la venta de los medios tradicionales a los grandes empresarios que acabaron con la independencia en la creación de contenidos.

Sin embargo, el auge del periodismo ciudadano, los blogueros y los creadores de contenidos independientes ha desafiado positivamente el monopolio que alguna vez tuvieron los medios de comunicación tradicionales sobre la difusión de información.

Para los periodistas que alguna vez se consideraron dictadores de la información, este cambio se topa con una sensación de desesperación.

La transformación del periodismo de un rol autoritario a uno marcado por la violencia y la ignorancia es una tendencia preocupante.

El tono agresivo de la información, junto con la difusión de información errónea, desafía los principios fundamentales del periodismo. Los periodistas deben lidiar con la dinámica cambiante de su profesión y esforzarse por defender los valores de precisión, objetividad e investigación exhaustiva frente a la evolución del panorama mediático.

La responsabilidad de proporcionar al público información confiable sigue siendo primordial, incluso cuando los dictadores tradicionales de la información navegan por este turbulento cambio en el periodismo.

La verdadera excelencia del periodismo está intrínsecamente ligada a la capacidad de formular preguntas desafiantes con respeto. Al hacerlo, los periodistas contribuyen a la creación de un panorama mediático que fomenta debates enriquecedores en lugar de confrontaciones desagradables.

Defender los principios del periodismo ético, fomentar la comprensión y promover un discurso respetuoso son esenciales para la vitalidad del periodismo y su papel en la configuración de una sociedad ilustrada.


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