Una revolución – no importa cuál sea – no puede estar por encima de la gente, cuando eso sucede, estas luchas pierden totalmente su sentido y deben acabarse. La gente siempre debe estar primero.
Lo que pasa con Cuba es un fiel reflejo de esto. La revolución cubana después de 60 años, con o sin sus logros, éxitos o fracasos, hace mucho rato que está por encima de la gente.
De un lado el gobierno revolucionario sacrificando a todo un pueblo en aras de proteger y salvar una “revolución” – no se trata de entrar a cuestionar o alabar como tal –. Mientras por el otro lado está el exilio cubano en Miami en las mismas, sacrificando al mismo pueblo por derrocar la revolución.
Así las cosas la pregunta es: ¿En dónde queda la gente?
Para el gobierno norteamericano la posición siempre ha sido complacer al exilio cubano que vive en Miami, sin importar que le pueda pasar al pueblo cubano residente en la isla. Van más de 60 años, y el exilio a pesar del sufrimiento que generan las medidas anti régimen, insisten en mantenerlas y aumentarlas incluso, sin importar lo que pase con la gente.
Del gobierno cubano ni hablar, mantienen el mismo discurso y la misma intransigencia defendiendo una revolución fallida, sacrifican un pueblo que sufre la represión y la violación de derechos humanos de parte de un régimen que hace mucho rato se quedó sin soluciones y que solo se aferra al poder para salvar una revolución que hace mucho rato se puso por encima de su propia gente.
Ese tira y afloje entre el gobierno y el exilio cubano tiene que acabarse.
Está claro que las medidas represivas que pide el exilio cubano en contra de su propio pueblo convierten a esta dictadura cruel y violadora de los derechos humanos en una víctima y electoralmente solo favorece a un círculo de políticos republicanos de ultra derecha que solo ofrecen represión y bloqueos a la isla en aras de una supuesta libertad. Desde luego olvidando que la gente está por encima de cualquier pretensión revolucionaria o contra revolucionaria.
El pueblo cubano residente en Miami es gente leal, buena, trabajadora, que ha sufrido mucho el exilio, que lo único que buscan es volver a su tierra, disfrutar de ella, compartir y ayudar a sus familias con libertad sin bloqueos, sin restricciones.
En fin buscar colocar primero a la gente, pero no han podido.
La posición del gobierno Biden es bien complicada, con una oposición liderada por Donald Trump, recordado por haber ejercido el más duro, cruel e inhumano bloqueo jamás visto en contra del pueblo cubano – incluso en medio de una pandemia – buscando imponer unas tesis políticas y derrocar el régimen sin impórtale para nada la gente.
Así las cosas el presidente Joe Biden bien podría– como buen demócrata – pensar primero en la gente, revisar el tema del bloqueo, hacer que los cubanos del exilio puedan compartir con sus familias en la isla, con libertad, sin restricciones, que se piense primero en la gente que sufre, por encima de las rivalidades políticas
A su vez, el régimen cubano debe ofrecer las libertades democráticas que el pueblo cubano pide, pensar en la gente y ponerla por encima de cualquier interés.
El anacrónico comunismo cubano no debería ser una amenaza para nadie y menos para los Estados Unidos, después de abiertas las fronteras entre las dos naciones las cosas deben tomar el rumbo indicado, el de la libertad con respeto teniendo en cuenta siempre primero que todo a la gente.
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