Los problemas de movilidad en Barrancabermeja son muchos y no son nuevos. La falta de vías, el deterioro normal de la malla vial, la débil oferta de transporte público, los accidentes, la débil institucionalidad, la falta de controles adecuados, la ilegalidad y hasta el desconocimiento y el abierto desprecio de las normas de tránsito, hacen parte del panorama de la movilidad local.
Lo peor del asunto es que esto es conocido por toda la ciudadanía y la alcaldía distrital pero no sucede nada de fondo, los problemas no se solucionan y simplemente se hacen pequeños y pobres ajustes, convirtiéndose en un problema estructural.
La institucionalidad local, con el Instituto de Tránsito y Transporte a la cabeza, padece de problemas administrativos y financieros que se reflejan en su precaria gestión en movilidad y prevención de la accidentalidad.
Y este es un factor fundamental para que no se superen los problemas locales en estas materias, pues la labor de Tránsito y Transporte se ha concentrado en la consecución de recursos para su subsistencia y no en mejorar la movilidad distrital y disminuir la alta tasa de accidentalidad.
Son pocas y contadas las excepciones en la gestión de esa institución donde se ha superado su dependencia a la consecución de recursos y se ha logrado incidir realmente en mejorar la movilidad.
Es así como las vías de Barrancabermeja se han convertido en el escenario de permanentes infracciones, y son las motocicletas los mayores protagonistas, pues entre otras cosas son los vehículos de mayor uso y circulación local, por lo cual es frecuente ver como no respetan señales de tránsito, no prestan atención a semáforos en rojo, señales de pare, sitios permitidos de parqueo, etc. lo que dificulta el tránsito en las calles y es un factor que incide en la accidentalidad.
También hay que indicar que este comportamiento no es exclusivo de motos, y conductores de automóviles, buses y camiones igualmente tienen su responsabilidad en esta situación, y las infracciones son compartidas por todos los vehículos y automotores que circulan por las vías del distrito.
En este contexto, conducir cualquier vehículo es difícil y ni los peatones están libres de riesgos y peligros, debido a las constantes infracciones a las normas de tránsito y sobretodo frente a la pasividad de las instituciones del gobierno distrital, que no hacen nada para evitar que se irrespeten semáforos, pares, cebras, y se concentran en acciones que realmente no inciden en la educación vial ni en disminuir la accidentalidad.
La respuesta de la administración distrital es débil e ineficiente, pues más allá de algunos controles en las vías que se hacen para verificar seguros, pago de impuestos y licencias, no hay acciones o proyectos, ni mucho menos un plan de movilidad que realmente incida en los problemas del tránsito distrital.
Es desalentador ver que no hay interés de la alcaldía distrital por mejorar la movilidad y disminuir la accidentalidad, es un tema de tercera para el gobierno local, a pesar de que la realidad ha señalado como la accidentalidad vial es un asunto cada vez más grave, tanto es así que en el municipio ya se han venido especializando varias clínicas privadas en la atención de personas víctimas de accidentes de tránsito.
A pesar de esto la educación vial es un asunto que no se gestiona a nivel distrital, y eso se ve en las vías donde hay una abierta desatención e indiferencia ante las normas y señales de tránsito, lo que hace aún más riesgoso conducir o inclusive caminar.
Es indispensable que la alcaldía distrital asuma su responsabilidad para hacer las vías más seguras y mejorar la movilidad en la municipalidad.
No es posible que se violen las normas de tránsito sin que haya un esfuerzo del gobierno local para controlar a los vehículos que ruedan por las vías.
La ciudadanía reclama que los agentes de tránsito no se dediquen solamente a hacer controles en las vías sino que hagan uso de su tiempo previniendo accidentes y haciendo respetar las señales de tránsito.
No es solo inspeccionar la vigencia de seguros o controlar el mal parqueo, es hacer que las vías sean más seguras para todos, especialmente para los peatones.
Se necesita una alcaldía distrital que persiga salvar las vidas de todos, con esfuerzos reales para que los vehículos respeten las normas de tránsito, con funcionarios que busquen una movilidad segura, corrigiendo las infracciones y previniendo accidentes, pues la comunidad está cansada de controles solo para sancionar y no para evitar peligros en las calles.
En este sentido se necesita que el Concejo asuma su responsabilidad ante la comunidad y haga el control político necesario para mejorar la movilidad en el distrito, haciéndole seguimiento a las medidas y vigilando la gestión de los funcionarios responsables.
De igual forma se necesita que la Personería asuma un rol de defensa de la integridad y los derechos de peatones y conductores, buscando se tomen las medidas y los correctivos desde las instituciones responsables para disminuir la accidentalidad y lograr una movilidad más segura.
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