El coronavirus ha puesto de manifiesto un gran interrogante para toda la humanidad sobre qué importa más: ¿la economía, el dinero o la vida?
Por supuesto que debemos priorizar la vida, nuestra y de nuestros familiares, muy por encima de lo económico, aun cuando aprieten el hambre y las necesidades. ¡Pero ojo! Esto va referido para aquellos que pueden aguantar la crisis porque, claro está, al de a pie, al vendedor ambulante y al del semáforo, no podemos ponerlos a elegir pues sabemos cuál será su elección.
Según estimaciones de Fedesarrollo, en Colombia se estarían perdiendo 1,4 millones de empleos formales a causa de la cuarentena obligatoria, un número que puede ser mayor conforme empeore la crisis.
Yo entiendo, por supuesto, la preocupación de muchos por su presente y futuro laboral, por la comida que empieza a escasear o por las agobiantes deudas que no dan tregua. Pero complacer a la industria y las empresas solo para amortiguar el duro golpe económico, no puede primar sobre la salud de la mayoría de los colombianos.
La única medida, realmente eficiente, para combatir al COVID-19 es la cuarentena y el aislamiento. Si tenemos en cuenta que la sociedad colombiana es bastante indisciplinada, como lo hemos evidenciado por estos días, la idea de confiar la salud pública a la misma ciudadanía es irresponsable además de riesgoso.
Nada garantiza que la gente va a salir solo porque lo necesita y menos que van a tener un mínimo de distancia, cosa que no ha ocurrido.
La reapertura gradual de algunos sectores económicos, estoy seguro, no obedece pensando en el bienestar de los colombianos y creo recoger el pensar de miles.
El gobierno no puede pensar solo en aliviar el bolsillo de los grandes empresarios, aun a costa de la vida de los trabajadores. Sin medidas de salubridad, sin pruebas diagnósticas y sin haber aplanado las curvas de infecciones y muertos, no se puede exponer así a la gente.
Aunque el Estado no responda, quédate en casa y salva a otros de un posible contagio. La economía puede esperar, porque la vida vale mucho más que el dinero.
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La columna escrita por Daniel González no representa la línea editorial del medio. Daniel González es profesor en ciencias sociales
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