Con gran sorpresa, durante mi investigación para esta columna, encontré que el fracking no es una tecnología nueva que apenas se vaya a aplicar en los campos de nuestro país, por el contrario, se ha venido aplicando desde hace muchos años.
El fracking es una tecnología que por medio de la inyección de un fluido gelificado a alta presión, se fractura la roca y se empaqueta la misma con grava, para crear canales de flujo altamente permeables que permitan que el petróleo o gas atrapado fluya más fácilmente hacia los pozos, aumentando la productividad de los mismos.
En los campos de Cusiana y Cupiagua, la mayoría de los pozos se fracturan desde su inicio de producción. Por lo tanto, esta técnica lleva más de 25 años desde que estos campos entraron en operación en 1991. Si no hubiera sido así, estos campos jamás hubieran sido rentables para su explotación, los cuales han generado mucha riqueza a la región y a la economía nacional.
En cuanto a los campos más cercanos a nuestra querida Barrancabermeja, el fracking se ha venido realizando en los pozos del campo Lizama desde 1988, La Cira desde el año 1957, Provincia desde 1975 y Cantagallo desde 2001. Así que, esta es una tecnología madura con más de 3000 frackings, que hacen que en Colombia se tenga experiencia y conocimiento.
Así las cosas, no es ni una técnica desconocida ni es una práctica catastrófica. El país y la ciudad se han beneficiado de esas prácticas, que es lo que se demuestra en la realidad.
Los pozos del Magdalena Medio tienen en promedio de profundidad entre 3.500 a 7.000 pies, en comparación con los de Cusiana que son a 15.000 pies de profundidad, donde —repito— se lleva más de 25 años haciendo fracking y han demostrado que el progreso es compatible con el medio ambiente.
Sin ir más lejos el proyecto la Cira Infantas ha perforado bastantes pozos nuevos para el proyecto de inyección de agua, minimizando los traumas, al medio ambiente que ha sido protegido, o en otros casos se han hecho compensaciones.
Por eso, las consultas hechas a expertos de la Asociación Colombiana de Petróleos ACIPET permiten determinar los ‘riesgos y mitos’ que se tienen del fracking.
1) Para evitar el flujo de los fluidos del fracking a zonas de agua superficiales, se corren registros de cemento para garantizar un buen aislamiento. En caso de no haber buen aislamiento por mala calidad del cemento, se hacen cementaciones remediales para corregirlo.
2) Sismos. No hay evidencia científica que por fracturamiento se generen sismos. En Colombia ya se han monitoreo estos trabajos y los sismos encontrados son en la Escala Sismológica de Richter menores de tres grados. Para que exista un terremoto o sismo fuertes debe ser superior a cuatro grados en esa escala.
3) Existen técnicas como micro-sísmica que permiten ver claramente las geométricas de las fracturas en tiempo real, así que se puede modelar la fractura y tomar decisiones durante la operación. La geomecánica es la tecnología que permite a los técnicos modelar y controlar los riesgos.
Otra práctica que se ha venido usando para mitigar el impacto ambiental, es el uso de aguas residuales como fluido de fracturamiento, tales como aguas de producción de los campos, aguas lluvias, etc.
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En el campo Lizama (Zona C) existe un yacimiento de agua salada, perfecta para el agua de gel de fractura. Lo que se ha tratado hacer es no competir con el agua de consumo humano.
Es de anotar que el fracking no es una operación continua en los pozos.
Un fracking puede durar de 1 a 3 horas nada más, por cada fractura. En un pozo se pueden hacer varias fracturas, dependiendo del número de paquetes de arenas petrolíferas que se encuentren, esta es una verdad que también vale la pena que se sepa.
Nosotros los barranqueños debemos ser objetivos con esto del fracking y no dejarnos engañar por la desinformación o por verdades a medias.
Actualmente la refinería de Barrancabermeja está cerca de cerrase básicamente porque no hay petróleo para cargarla.
Como consecuencia de la grave situación que se viene presentando, en el último año la carga a la refinería se ha bajado en aproximadamente 12.000 barriles por día de petróleo liviano (6% de la carga total) por problemas de suministro.
Esto es lo más paradójico del mundo, ya que en el subsuelo del Magdalena Medio se estima que hay entre 5000 a 7000 millones de reservas de barriles de petróleo en yacimientos no convencionales, siendo una de las formas de extraerlo a través del fracking.
No podemos dejar morir nuestra refinería con la despensa llena de riqueza en nuestros campos sin probar o por lo menos sin intentarlo.
Necesitamos desarrollar los yacimientos no convencionales de forma inteligente, controlable y controlando los riesgos.
Sé que los ambientalistas pondrán ‘el grito en el cielo’, pero para que este debate se nutra se debe partir de la sinceridad. Muchos expertos consultados temen y prefieren no ser citados ya que consideran que hay muchos intereses mal intencionados que no dejan tocar el tema con objetividad y que por el contrario dañan la reputación de personas que durante toda su vida han trabajado —precisamente— por su idoneidad y mística en la industria.
Si vamos a dar un debate que sea con sinceridad, sin rabia, sopesando los pro y los contra, aceptando las realidades en las que hemos vivido y proponiendo alternativas de mayor alcance.
Fracking, PMRB, contratación con empresas locales, contratación de personal de la ciudad, desarrollo económico alternativo en turismo, logística, agroindustria y petroquímica, programas de recuperación de los sistemas acuíferos deben nutrir la agenda que permita unas nuevas y mejores relaciones con Ecopetrol y la ciudad.
Esta es una muestra ineludible de que todas las crisis traen nuevas oportunidades, por eso yo digo: Si al fracking pero con responsabilidad ambiental.
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HERNANDO FLÓREZ ANAYA es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]