La transformación que ha recibido Ecopetrol desde el 2002 ha sido total, se modificó su estructura orgánica, la dividieron y se crearon la Agencia Nacional de Hidrocarburos y la Sociedad Promotora de Energía, pero quizás el cambio más drástico fue en su ‘imagen como empresa’.
Los cambios anunciados en los gobiernos de Uribe & Santos como «la gran transformación» que se necesitaba para «salvar el sector energético en Colombia», terminó siendo una burla más, como ha quedado demostrado en estos 15 años.
La ‘centralización de las regalías’ (proyecto uribista que fue implementado en el gobierno Santos, por el actual presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, quien en su momento fue uno de los tecnócratas uribistas que terminó, (por ahora), siendo santista) y que fueron promocionadas (la centralización de las regalías) como ‘la solución a la corrupción regional’ que generaban, terminó siendo peor el remedio que la enfermedad, toda vez que la corrupción actual del alto gobierno se ha incrementado mucho más en los últimos 8 años.
Ecopetrol en el pasado era mejor.
En el pasado, todavía recordamos a Ecopetrol, como una empresa ejemplar en su manejo presupuestal, con la meritocracia como uno de los activos más valiosos en su estructura empresarial, sin escándalos de corrupción, con muy poca intervención de políticos. Ecopetrol era considerada como un ‘garante’ que tenía la ciudad para asegurar que las obras publicas que le encomendaban se iban a realizar y sin contratiempos ni sobre costos. Incluso aún muchos recuerdan la costumbre que Ecopetrol realizaba ella misma las obras para evitar que se hicieran bien y en el tiempo preciso.
La palabra de la empresa era considerada como seria, era la última instancia en los temas que intervenía, sin lugar a dudas, su prestigio estaba muy por encima de la clase política. Hoy las cosas han cambiado sustancialmente.
La Ecopetrol de Uribe y Santos es ‘inepta y corrupta’.
Hoy, después de 15 años de cambios, improvisaciones, privatizaciones, luego de una larga bonanza petrolera, la imagen de la compañía y sus finanzas son las peores de la historia de Colombia.
Con el escándalo de REFICAR, donde se derrocharon —de frente— la suma de $ 4.500 millones de dólares en todo tipo de excentricidades y corrupción, y oír hoy las mentiras y el cinismo con que sus dirigentes pretenden esconder o justificar la crisis de la empresa, la más perjudicada ha sido Barrancabermeja.
No se entiende como una inversión anunciada con ‘bombos y platillos’ como la PMRB con aprobación de la Junta Directiva de la empresa, con un gran ‘Pacto Social’ entre Ecopetrol, la Alcaldía y los gremios de la ciudad, con innumerables visitas y anuncios de las directivas de la empresa para que la ciudad se preparara, con ‘promesa presidencial’ de Juan Manuel Santos, y demás aristas que tiene este episodio, hoy, en un lacónico y escuálido comunicado la estatal petrolera, con mentiras o verdades a medias, nos pretenden ‘meter los dedos en la boca’ anunciando que el PMRB no hace falta, que la refinería es un ‘relojito, orgullo de la empresa’.
Ahora que a Juan Carlos Echeverry el argumento del precio del petróleo y de las finanzas (cuando la refinería genera superávit) se le cayó, la pregunta que surge es: ¿si la refinería no necesita el PMRB, para que montaron todo ese andamiaje? Ya hoy muchos en Barrancabermeja piensan que se inventaron el macro proyecto del PMRB para despilfarrar recursos al estilo REFICAR, o que pretenden ‘chatarrizar’ la refinería para luego venderla barata, al mejor estilo de ISAGEN, donde feriaron a un solo oferente este valioso activo del país.
La Ecopetrol de hoy en día, la de ‘Uribe y Santos’ (2003 a 2017) la misma que hoy preside Juan Carlos Echeverry, el creador de la ‘mermelada santista’, la de REFICAR, la que incumple sus promesas, la que perdió total credibilidad, la que tiene botada en la caneca de la basura la Gran Vía Yuma —a esa Ecopetrol— ya no se le puede creer, no genera confianza.
Los barranqueños deben exigir la realización del PMRB como alternativa de solución a los problemas que afronta la región y pedir respeto por la ciudad.
Que Juan Carlos Echeverry se deje de burlar de nuestra gente y cumpla para algún día volver a tener confianza en Ecopetrol.