Por: Horacio Serpa Uribe
Las cosas ocurren a velocidad de vértigo. Después del terremoto legislativo surgió un nuevo Partido político con el objeto de hacerle oposición al gobierno nacional, desprestigiar al Presidente Santos, auspiciar el crecimiento de la extrema derecha, soliviantar a la Fuerza Pública contra la autoridad legítima del Estado, buscar el poder gubernamental en el año 2014, establecer odiosas formas de discriminación y de nuevo crear ese clima de tensiones y enfrentamientos del que se ha podido descansar en los dos últimos años. El lunes se lanzó el primer candidato, pero todos sabemos que van es por un nuevo articulito.
Muchos creemos que no es lo que necesitamos. Ya lo tuvimos, por partida doble. Nadie pretende desconocer nada de lo bueno, pero tampoco conviene seguir tapando lo inconveniente. Ni de fundas más de lo mismo. Ni con los mismos. Menos ahora, cuando se están portando tan mal con el Mandatario que ayudaron a elegir.
Se duelen porque el Presidente no funge de platillero sino que ejerce como tambor mayor. Ese es su deber. Y lo ha venido cumpliendo apropiadamente, así haya tenido que desmontar, con estilo propio como corresponde a un Jefe de Estado, algunos de los tinglados que se montaron la víspera de su posesión con la idea de que fueran utilizados ciegamente, atendiendo órdenes, sin derecho a reflexionar.
Alguien podría decir que el pupilo les resultó respondón. No es así. Fue que se equivocaron al pensar que el doctor Santos sería un correveidile de su antecesor. No lo conocían bien. El actual Presidente es hombre de carácter, de personalidad propia, con ideas políticas, experimentado en lo público y en lo privado, enterado de sus responsabilidades, ducho en tareas de gobierno. Lamentable que lo hayan confundido con un pelele. Según tuvieron la osadía de decirlo algunos de los que se desempeñan más cerca del trono, sería lo ideal si no cuaja la estrategia de la relección indefinida. ¡Qué tal!
Frente a tamaña intentona, hay que estar con el País, al lado de sus Instituciones, con la democracia. Todo ello es lo que representa el Presidente de la República, quien además hace esfuerzos por prodigarle bienestar a sus gobernados, seguridad y un buen vivir. No es fácil. Muchas fuerzas oscuras, gente violenta, sectores corruptos, se oponen a su labor y a la de su gobierno. Por eso sería insensato pasar de agache y no asumir responsabilidades frente al insólito reto de los resentidos con el Presidente.
Como ciudadano brindo solidaridad y apoyo al Presidente Santos, para que siga gobernando en favor de todos los colombianos. También lo hago como militante del Partido Liberal, pidiéndole a todas las voluntades rojas del País que no dejemos solo al Mandatario. En momentos de extrema gravedad el gran jefe Benjamín Herrera escribió con tinta indeleble, “la Patria por encima de los Partidos”.
La Patria, expresión de la que se abusa sin tasa ni medida, está representada por el Presidente Santos. A su lado, sin condiciones, debemos jurar bandera.