Por: Andrés Miguel Sampayo Navarro
El título de esta columna podría generar confusión debido a que la mayoría de los habitantes de la ciudad nunca han escuchado hablar de un centro histórico, que como nombre no existe, pero que físicamente si está, aunque deteriorado, éste sí está vivo.
Para llevarlos a ese mundo, en donde quedan huellas de lo que fue la Barrancabermeja antigua, hay que ir a los alrededores del hotel Pipatón, y tomar rumbo hacia el Barrio La Campana.
Desde el inicio del barrio se encuentra una casa de color pastel, y que restaurada sería el punto de partida del centro histórico. Para darle un nombre original, se podría hacer un concurso, con el fin de rebautizar esa zona, dándole una connotación de punto de encuentro con nuestro pasado, para así buscar nuevos lugares de esparcimiento.
Siguiendo por esa calle, se localiza una casa de dos pisos, de color amarrillo el segundo piso y de color blanco con azul el primero, ese sitio puede ser el lugar de una biblioteca especializada en literatura de todo el mundo y con ciertas características, incentivaría mucho la lectura, por el solo hecho que el lugar permite imaginarse la época en que llegaron los primeros obreros, y en como se fue creando una cultura particular ribereña. La misma antigüedad de la construcción, transporta al ser humano que la visita a nuevos mundos.
En esa misma ruta se encuentran casas de diversos colores, unas son verdes, otras amarillas con azul, hasta llegar a una casona en la esquina de color rosado que le da un estilo chic a “La Campana”.
Al caminar “La Campana”, me sorprendí del tesoro escondido que iba encontrando y me tome la tarea de adentrarme más en el barrio y la sorpresa fue grande, hay muchas casas antiguas, que el gobierno municipal y los Barranqueños hemos ignorado.
Por tal motivo tenemos que manifestarnos por la recuperación total de nuestra historia, que se encuentra plasmada en esas construcciones, y así evitar su destrucción, como lo que ocurrió con el interior de la antigua sede de la Unipaz, en donde personas inescrupulosas la destruyeron, sin tener en cuenta el carácter de patrimonio que tiene.