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Ignorancia y regalías

darioPor: Darío Echeverry Jr.

La actual reforma de regalías que cursa su trámite en el congreso ha sido atacada desde las regiones por muchas razones, todas acertadas y sensatas, pues ese acto legislativo debilita los fundamentos mismos de la descentralización como principio ordenador del Estado, además va a generar una crisis en los fiscos de muchas entidades territoriales y va a generar un impacto negativo en la calidad de vida de la población en muchas zonas del país, especialmente en sectores deprimidos y aislados.

Pero mas allá de estas y otras consideraciones, la reforma de las regalías representa un problema de fondo complejo para la nación y es la ignorancia del centro, de la sede del gobierno nacional, sobre lo que sucede en las regiones. Este problema ha existido siempre, desde que se constituyo como republica este territorio, el centro por llamarlo de alguna forma, ha desdeñado e ignorado lo que sucede en los territorios, priorizando los intereses de grupos elitistas sobre los del conjunto del país. La historia de Colombia ha estado marcada por esta situación, muchas de las guerras civiles del siglo XIX, la pérdida de territorios (como Panamá), han tenido un fuerte ingrediente de centralismo. Y lo más grave del asunto es que en pleno siglo XXI, este problema sigue tan vigente y actual como cuando nació la republica.

La cuestión es simple, ignorar que la explotación minera, y para nuestro caso petrolera, genera una serie de presiones sociales, ambientales, culturales y económicas sobre los territorios donde se despliegan es un asunto de ceguera política, y por esto las regalías se convirtieron en el paliativo al impacto negativo de esas explotaciones. El problema de disminuir las regalías es que ese bálsamo va a beneficiar cada vez menos a las poblaciones afectadas por lo que trae consigo una explotación petrolera, como el aumento de la población, el incremento en los precios de elementos de primera necesidad, la crisis en la prestación de los servicios públicos, de la salud, de la educación, la contaminación ambiental, el aumento de la criminalidad, y muchos otros más.

Es la ignorancia del Estado central sobre lo que sucede en la regiones lo que permite que haga curso un proyecto de ley de reforma a las regalías como el actual, pues solo así se explica semejante despropósito, y lo peor para las regiones es que muchos de los medios masivos de comunicación, una parte de la academia, algunos partidos políticos, gran parte de los gremios económicos y hasta organizaciones sociales, no solo no desaprueban este tipo de iniciativas sino que las apoyan e impulsan. Pareciera que la ignorancia también se hereda o queda impregnada en los edificios y oficinas del gobierno nacional en Bogotá.

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