Por: Heyner Mancera Rincón
Qué "bonita" forma de celebrar el día mundial de la Eliminación de la Violencia contra la mujer. Este fin semana dos trogloditas, orates y dementes sacaron a relucir su machismo y hombría características, con cuchillo en mano.
El primero mato a su compañera sentimental al interior del bus que hacía el recorrido Piedecuesta a Bucaramanga en medio de la perplejidad de los pasajeros que vieron como después de su acto visceral, se agredió asimismo buscando su propia muerte. El segundo fue en nuestra ciudad, en uno de los barrios que llamamos "populares", cuando un bruto comenzó su carnicería surtiendo una cruda golpiza a su ex mujer en presencia de sus hijos, para culminar hundiendo en la humanidad de la desafortunada, su cuchillo; y todo ello al igual que el caso anterior, en medio de la mirada desconcertada de los vecinos del lugar.
Allí no contaron pitos, ni línea CELAN, ni nada. La irracionalidad, pudo más que los gritos de auxilio de las víctimas. La violencia intrafamiliar es un mal signo de la sociedad pero peor aún es la indolencia de la sociedad que ve en todos estos actos, una noticia ó una estadística más.
Según medicina legal, el 79% de los casos de violencia Intrafamiliar ocurre en las relaciones de pareja, siendo el 84% de las victimas mujeres, la impunidad en estos casos supera el 80%. La motivación generalizada: CELOS. Pero, celos patológicos.
Nuestra sociedad necesita tratamiento urgente para superar el lamentable estado en que se encuentra. Y la solución no está solo en Políticas de estado, ni en los presupuestos municipales, ni en las manos de expertos, ni en discursos academicistas pseudocientíficos, sino en nosotros mismos; en aquellos que proclamamos la vida como principio, la no-violencia como actitud, el respeto como fundamento, los valores como mediadores de la vida social, porque un niño es apuñalado en un colegio y no pasa nada, otro joven se suicida y no pasa nada, una madre es asesinada frente de sus hijos y no pasa nada.
Pienso que rechazar al unísono todas estas formas de violencia o de transgresión de los derechos humanos es un deber de los ciudadanos de bien. Pero veo que no pasa nada. Aprender a convivir con los males es el peor de los fracasos de una sociedad mediocre y conformista.
No todo está en realizar críticas ácidas contra todo y por todo, sacar pecho con tres mercados entregados a los damnificados por el invierno, la arrogancia de creer ser poseedor de la verdad y juzgar a los demás y todo por exaltar nuestras banalidades de simples mortales.
Nuestra sociedad es más que eso. Son las personas con quienes convivimos y compartimos momentos de nuestra existencia y algo debemos enseñar.
Asesinar mujeres, violar niños, en fin, la violencia en todas sus manifestaciones, debe ser condenada sin titubeos por una comunidad que realmente desea la paz.
NOTA: Al columnista Heyner Mancera Rincón se le puede escribir al correo electrónico [email protected]