Por: Horacio Serpa
Se sigue especulando sobre las regalías y es necesario hacer precisiones. Aquí van algunas, para que las rectifiquen quienes no las consideren ciertas o apropiadas.
Los actuales Alcaldes y Gobernadores no “litigamos en causa propia”. Si se aprueba el proyecto del gobierno no producirá efectos en nuestros gobiernos.
Las regiones productoras no hacemos un debate contra el gobierno. Solo defendemos unos derechos consagrados en la Constitución Nacional.
Somos decidimos partidarios de la equidad: Que la bonanza favorezca a todos los colombianos. Pero es de equidad reconocer la situación de las regiones y localidades productoras.
Respaldamos el interés por la Ciencia y la Tecnología.
Regalía no significa regalo. Es indemnización y compensación. Graves daños, perjuicios, molestias enormes, requerimientos nuevos e inversiones importantes se presentan o imponen en donde se explotan recursos naturales no renovables.
Censuramos y combatimos la corrupción. Los delincuentes y corruptos a la cárcel.
Propugnamos por la aplicación adecuada de los recursos y su utilización en proyectos que produzcan bienestar.
Mas del 50% de las regalías se invierten en Municipios no productores, por las gobernaciones y el Comité Nacional de Regalías.
Hay varios billones de pesos de regalías sin invertir a órdenes del gobierno en el mencionado Comité.
La nación maneja mas del 60% de lo que produce el negocio petrolero, a título de los impuestos que pagan las empresas petroleras, las multimillonarias utilidades que le entrega Ecopetrol, el alto porcentaje de regalías que maneja en el mencionado Comité y otros ingresos.
Las regalías pertenecen a las regiones, por mandato constitucional. Si el gobierno solo pretende modificar su distribución, no se requiere reforma constitucional.
La propuesta gubernamental afecta en materia grave el proceso de descentralización. Si no se descentralizan recursos, todo lo demás que se diga o disponga es un saludo a la bandera.
Además, cuando se asignan recursos a las regiones pero su aplicación se dispone desde el centro, es centralismo.
El gobierno habla de bonanza, pero no explica razones, ni en donde, ni cuando, ni cuantías.
Circula una tabla sobre valores por recibir que tiene ilusionada a mucha gente. Pero no tiene “pié de imprenta”. Nadie se hace responsable de esa información, aun cuando todos los funcionarios llevan el papelito en el bolsillo. Es preciso que se diga si son de Hacienda, de Planeación o de Minas. Y que se expliquen cifras, valores y motivaciones. Y las proyecciones sobre volúmenes de producción, precio del barril del petróleo o del respectivo mineral y tasa de cambio.
Afirmo, para que me contradigan, que no hay estudios completos y verificables sobre la bonanza, ni claridad sobre ingresos para los entes territoriales. Tampoco se dice diáfanamente qué les espera a las regiones productoras, ni quienes se van a hacer cargo de los perjuicios que ocasiona la explotación de los recursos, ni que va a pasar con ellas cuando se extraigan esos recursos que no son renovables.
Falta mucho por aclarar. El Gobierno y el Congreso tienen la palabra.
Bucaramanga, 19 de Octubre, 2010