Nuestro nivel de tolerancia frente a los hechos de violencia es realmente alto. El asesinato de una Joven del colegio el Camilo Torres y el altercado violento protagonizado por dos menores de edad en el Colegio Técnico Superior de Comercio, debieron producir un rechazo de toda la población pero no fue más que una noticia y una estadística adicional para el bienestar familiar y el CTI.
El episodio en el Colegio Técnico Superior de Comercio donde un menor de edad resultó apuñaleado por uno de sus compañeros, quiere decir que un sector de los jóvenes ribereños no sabe manejar los conflictos. Que un “culicagado” de 13 años ataque con navaja a su compañero de clases, quiere decir que sus 18 años los podrá celebrar asesinando algún vecino, un familiar que le cayó mal o cualquiera que le paguen para hacerlo. Estos incidentes que involucran inmaduras mentes del futuro, son más graves de lo que parecen y es un problema donde profesores, familia, autoridades y sociedad en general debe involucrarse.
Si exploramos el caso, podríamos determinar que este joven y futuro delincuente, tendrá un padre que no vela por él y su madre poco tiempo le quedará para atenderlo en medio de sus labores domésticas y callejeras; probablemente su uniforme de diario será lavado una vez cada quince días y los boletines de calificaciones son reclamados por un vecino; Tal vez caminará de la casa al colegio tirando piedras y escupiendo carros y en las noches se esconderá con alguno de sus compinches en un callejón a aprender a fumar y mirará desde las puertas de las cantinas, los borrachos brindar, mientras su madre limpia las mesas llenas de historias ebrias. La anterior podría ser la realidad que viven miles de niños y jóvenes barranqueños, quienes serán educados por la ley de la calle, la ley de la selva, donde aprenden que en lugar de dialogar, deben huir ó atacar. Claro está que en ocasiones, como iluminados por la bendita providencia, se presentan casos donde de los ambientes más hostiles de crianza, afloran mentes brillantes, muchachos disciplinados que llegan a ser ejemplo para un centro educativo. Yo los he conocido. Pero este no es el caso.
Los sabios en Educación dicen que de los 0 a 5 años se forman los científicos; que en esos cinco años los niños absorben todo lo que serán el resto de sus vidas. Dichas las cosas de este modo me atrevo a preguntar: ¿Qué clase de jóvenes estamos formando? La educación no son solo 6 ú 8 horas diarias zampado en una jaula con un señor o señora cobra sueldo (presunto profesor) que aspira a pensionarse por tercera vez y nada le importa el futuro de los niños y jóvenes con quienes comparten media vida. La educación es un ejercicio constante donde interviene la sociedad en general pero los profesores además de la familia, serán los más grandes guías y modeladores del futuro. ¿Qué futuro le puede esperar a un joven que ni sus padres ni sus profesores, dedican al menos unos minutos de su tiempo para escucharlos?
Famosa es la frase de Luther King haciendo un llamado a la conciencia de los indiferentes frente a los actos atroces de los violentos. Recuerdo 15 años atrás, cuando los barranqueños nos levantábamos y la pregunta era ¿cuántos fueron anoche? Luego la frase “por algo lo mataron” y que tendremos que decir cuando nuestros jóvenes luego de navajas decidan portar armas de fuego en los colegios… ¿? ¿Alguien en el concejo ha propuesto un debate público? ¿Los rectores de los colegios han propuesto un desarme? ¿Qué ha dicho el sindicato de maestros? ¿Cuál será el seguimiento del Bienestar familiar a esta familia? Etc…
Es en las aulas donde se juega el futuro de una vida, una ciudad y una nación. Es en la familia donde se adquieren los más estrictos valores que serán exteriorizados con nuestro comportamiento en la sociedad. Un joven fue apuñalado por su compañero de clases y en Barrancabermeja no ha pasado nada.