Por: Rodrigo Báez Vallejo
Conozco muchas personas que se declaran apolíticas sin problema alguno, algunas de ellas aprecio mucho y a veces hasta admiro su respetable posición, porque a mí, que no pertenezco al gremio de los personajes públicos, me apasiona el tema y de vez en cuando éste ha sido objeto de preocupaciones, impaciencia, discusiones (la mayoría de las veces fructíferas y provenientes de agradables tertulias) y atractivo misterio. Les admiro porque, además de su alto nivel cultural y sus acertadas ideas para desarrollar una imaginaria campaña electoral (“…si yo fuera candidato lo primero que le diría a la gente es que no le voy a hacer favores a nadie, les diría que me dedicaría sólo a resolver los problemas de la comunidad… por eso es que nadie votaría por mí…” dijo uno de mis mejores amigos) tienen sensibilidad social y siempre tienen en sus toldas obras de caridad y actividades de servicio voluntario que hacen periódicamente de manera anónima. Eso, para mí, los ubica dentro de un grupo de personas con una capacidad enorme para liderar una campaña política de opinión.
Si bien es cierto la política tiene que estar dirigida al beneficio de toda la sociedad, al beneficio colectivo; entonces ¿No es deber de todos comprenderla, analizarla, cuestionarla y colaborar para mejorarla? No a criticarla, ¿para qué? Sé lo difícil que es darles una oportunidad a nuestros dirigentes, pero también sé que es más fácil dársela a los candidatos, y aún mucho más fácil dársela a un candidato que hayamos estudiado, que por lo menos conozcamos qué es lo que va a hacer por nuestra comunidad, por nuestra región. Yo personalmente estoy mamado de ver concejales emboladores, deportistas senadores y actores representantes… QUE OSO. Si, esto puede ser producto de la rebeldía por ver siempre lo mismo en los ministerios públicos; pero para promover cambios hay mejores opciones. Dejemos la pereza, deshagámonos de ese facilismo pragmático, leamos los programas de gobierno, averigüemos en dónde ha trabajado el personaje, qué estudios ha realizado, en su último cargo público qué logros tuvo.
En las próximas elecciones tenemos una gran oportunidad: tener nuestro propio representante en el congreso, ponerlo allá, donde se hacen las leyes, donde se aprueban presupuestos y proyectos de inversión social. Ya es hora que Barrancabermeja y todo Santander tenga un senador y un representante de alto nivel, kilometrado (no kilometrados en maquinaria, sino en conocimiento, en experiencia), que haya recorrido los pueblos, que tenga ideas innovadoras, que se preocupe por el medio ambiente, que incentive la empresa local que son las que jalonean la economía regional, ¡al carajo el que mejor baile!, ¡olvidémonos del que más besitos dé!, ¡nada! Que escuche, que sea visionario, que se imponga con sus discursos, que nos haga respetar, QUE SEPA DE LA VAINA.
Hagamos la diferencia esta vez, les aseguro que si hacemos bien el ejercicio veremos pronto excelentes resultados.
“EL NÚCLEO ERES TÚ”, Séneca.