Imaginémonos un escenario hipotético, Colombia entra en guerra con otro país y en medio del escalamiento del conflicto comienzan los ataques de los sitios estratégicos mas importantes de cada país, y en ese contexto ocurre un ataque a la principal refinería del país, la cual sufre graves daños operativos y entre los efectos entran en contacto con la atmosfera, el agua y la tierra una serie de químicos tóxicos con graves consecuencias para el medio ambiente y la comunidad vecina al complejo industrial.
Este posible escenario no esta tan lejos de nuestra realidad. Sin ser alarmista o exagerado pensar en una situación como esta no es descabellado si se tiene en cuenta la tensa relación con Venezuela de los últimos días, que se ha hecho cada vez más compleja y preocupante. Además hace unos días el Presidente de la República visito la ciudad para encabezar un consejo de seguridad, y aunque no ha trascendido nada a la opinión pública, es posible que este tema haya sido uno de los tópicos tratados en la mencionada reunión.
Teniendo en cuenta este supuesto, cabria preguntarse qué tan listos estamos para afrontar una situación así, o yendo un poco más lejos, frente a un ataque terrorista o una falla técnica que tan lista esta la población y el gobierno local para afrontar una emergencia de estas características. Sin ser un especialista y considerando las noticias que se ven en los medios locales sobre trabajadores de la refinería afectados por algún químico en un accidente dentro del complejo, que sucedería si como consecuencia de un ataque, un atentado o un problema técnico se desencadenara una emergencia de grandes dimensiones con grandes cantidades de tóxicos vertidos al aire, agua y tierra del municipio.
No se sabe si la administración municipal, una entidad de socorro o algún particular tiene un plan de atención de este tipo de emergencia o de evacuación de la ciudad, o de al menos los barrios más cercanos al complejo industrial, que permitan lidiar con un hecho de esta dimensión. Y la verdad es necesario ser precavidos y empezar a preguntarle al gobierno sobre qué tipo de precauciones existen frente a emergencias como esta, aunque en un país y en una ciudad como la nuestra, donde somos más proclives a reaccionar que a prever, lo más seguro es que no exista ningún tipo de plan o protocolo que oriente el accionar institucional y permita atender la emergencia, y aun mas, no habrá ni siquiera un estudio que analice las posibilidades de ocurrencia de una situación como la planteada y las consecuencias sobre la población y el medio ambiente en un caso de este tipo.
Esperemos que esto nunca suceda, pero siempre es mejor prevenir que curar