Se pensaría que quien fue hijo de dos personas cultas con alto grado de compromiso con sus respectivas profesiones, rigurosas, como lo fueron Gloria Zea y Fernando Botero, ella, graduada en Filosofía y Letras, gran impulsora de la cultura al más alto nivel en el país, quien entre tantas labores dirigió el Museo de Arte Moderno de Bogotá e impulsó como nadie la ópera, ese bello arte que los reúne a todos y, él, un pintor que a punta de tenacidad descolló como uno de los grandes de Colombia con gran repercusión en el exterior, digo, un hijo así, podría escribir su columna con un mayor profesionalismo, precisión y veracidad sobre el tema elegido, el gobierno de Gustavo Petro; además, porque, Juan Carlos es un escritor leído, culto.
Su texto La Buena Izquierda en su contenido es falso de principio a fin.
Juan Carlos Botero escribe generalidades para poder denigrar al gobierno Petro.
No hay una sola precisión, un solo dato, nada concreto.
Quien la lea y no se haya informado durante estos dos años sobre la presidencia de Gustavo Petro, creería firmemente que el columnista tiene razón.
Pero, si la persona que lee lo hace con atención percibirá que la inteligencia humana puede ser tan artificial como la inteligencia informática.
Al leer esa columna queda la sensación de que el escritor hubiera dado la orden Alexa, escribe una columna como si Petro no hubiera hecho nada en sus dos años de gobierno, pero realmente la escribió Botero, una pieza hueca, insustancial, artificial con la mala fe de un humano porque, el columnista tiene a su alcance toda la formación y todos los medios para enterarse verídicamente de los hechos de este gobierno, pero no lo hace, deliberadamente no lo hace.
Si accediera a cualquier portal en Internet le saltarían las noticias desde diversas fuentes contando los errores y también los grandes y numerosos aciertos del presidente Petro.
El autor expresa una supuesta lástima porque, según él, este gobierno no ha sido de una buena izquierda.
¿Pero de dónde le sale ese pesar con la izquierda si nunca ha sido suya ni él de ella?
Hay personas que tienen el olfato para montarse en cierta corriente artística, científica o política que, por la rebeldía que pueda implicar, emana un encanto que atrae y, a la rebeldía de Gustavo Petro, se le han sumado oportunistas de todos los pelambres, desde zarrapastrosos que resultaron en el Senado hasta veleidosos de la derecha.
La rebeldía, ya lo sabemos, es taquillera, como diría mi amigo Diego Marín Contreras, el más agudo columnista que tuvo el periódico El Heraldo de Barranquilla.
También escribió una vez sobre quienes posaban de rebeldes, ¡ay, así de fácil!, me vas a decir que eres rebelde si has vivido aquí como si vivieras allá, digo, en Harvard, o en la Javeriana, aislado, protegido, aséptico, sin calle, sin sangre, sin sudor, sin alma, no los alcanza la Maestra Vida, de modo que viven en maqueticas conceptuosas de la realidad.
La simpatía de Botero por la izquierda es fingida, es aprovechamiento porque, no tiene en su vida hechos vividos con esta corriente política; en cambio, los tiene todos para ser un neoliberal con el convencimiento político de que el Estado está pasado de moda y de que hay que mandar al pueblo a echar bala para solucionar el problema de la guerrilla.
Si una cosa nos demostró la pandemia es que un Estado débil no puede enfrentar grandes catástrofes porque, las entidades privadas no harán nada, como no lo hicieron dejando morir a millones de seres humanos en el mundo en el 2020.
Es el Estado la institucionalización de una virtud humana que nos ha permitido permanecer en la Tierra: la solidaridad.
El Estado es para ayudar a los menos favorecidos, es un ente imprescindible para regular la codicia de la élite que, si no se expande día a día sufre porque dice que está perdiendo.
Creo que China no se ha enterado que, según Botero, la idea del Estado está mandada a recoger.
El presidente Petro está rescatando las funciones que la Constitución le otorga a la Presidencia y a las demás entidades del Estado que los anteriores gobiernos las estaban volteando hacia un Estado fascista.
Lo que el presidente está haciendo es poner al país a seguir las leyes como son y reactivando la producción de todas las esferas del conocimiento desde la agricultura, la ciencia, la tecnología, etc., con contratos, salarios y prestaciones justas, variables del capitalismo.
Botero critica que no ha habido eficacia.
Eficacia es un gobierno que rápidamente y sin importarle las consecuencias políticas asume de manera responsable las deudas que dejó Duque. Además
Construye con el ejército puentes de un día para otro para que las poblaciones mantengan su comunicación.
Decide que no haya autopistas onerosas, pero sí acueducto para los pueblos del pacífico.
Ha construido 100 colegios nuevos, ha mejorado 500.
Ha decomisado 567 toneladas de cocaína en el 2024, un 23% más que el 2023.
En abril de este año las exportaciones crecieron en un 17.9%.
Incrementó el turismo en un 13.8%.
Sacó de la pobreza a 1.600.000 personas.
Los estratos uno y dos podrán obtener los pasaportes gratis y que el gobierno realizó una alianza con la imprenta nacional de Portugal para hacer los pasaportes y capacitar a la nuestra en esa fabricación en el futuro.
Rescata de manera inmediata a sus nacionales de la muerte en el Líbano
Ahí están todos los datos en la Internet, pero el columnista no se asomó ni por casualidad.
¿Qué Gustavo Petro no busca consenso?
Ahí está la foto de los primeros días de gobierno de Petro sentado con el poderoso jefe de la oposición buscando consenso y en los medios también está el mandatario extendiendo su mano llamando al acuerdo nacional las veces necesarias y, ahí están las negativas de la oposición porque, lo que ella desea es que se haga su voluntad y no la voluntad del pueblo a través del gobierno Petro.
El presidente nombró ministros neoliberales y liberales que quisieron implementar agendas propias por encima de las directrices del Plan de Gobierno y aún el uribismo posee una alta ocupación de puestos que, desde dentro, tratan de socavarlo.
Cuestiona el columnista que este gobierno no haya priorizado el tema social, ¿pero, entonces, por qué las desavenencias con la oposición? Entonces por qué
El presidente prefiere construir acueductos en el Chocó y no las vías para los hacendados ricos.
La reforma tributaria es para que los más pudientes ayuden a los programas de los pobres.
Supera las 100 mil hectáreas de tierras compradas para entregárselas al campesino con el objetivo de hacer la reforma agraria, base de la lucha contra la desigualdad en Colombia.
El periodista cuestiona la Paz Total por total, señor columnista, nunca lo loable, la paz, será demasiada.
Hay gobernantes a los que le gusta enseñar, instruir, formar a los pueblos en política, historia, geografía, literatura, ciencia, tecnología, etc., como a Gustavo Petro a través de sus discursos donde se extiende generosamente como ningún otro presidente.
De igual manera va señalándole a cada región dónde están sus riquezas para que a partir de ellas mejore la economía, además, ensalza las buenas costumbres de los pobladores que siempre cae bien.
Y, sobre todo, algo que no les gusta a los poderosos que hagan los líderes ni a nadie que tenga oprimido a otro: que le abra los ojos a la víctima como se le abren a una mujer sometida, a un hombre ciegamente enamorado de quien sólo lo explota, a un pueblo entero exprimido a través de las tarifas de energía, de los peajes abusivos, de los intereses bancarios, de las leyes discriminatorias, de las oportunidades negadas para estudiar y trabajar, líderes que le abran el pensamiento a la multitud como Giordano Bruno, Martin Luther King, Mahatma Gandhi, asesinados por el poder para que no liberaran a sus pueblos.
La oposición detesta la ética del presidente Petro y la vuelve en su contrario: que esa es la vía hacia la polarización.
De manera que la polarización no la hizo la derecha durante doscientos años haciendo más pobre al pobre y más rico al rico sino Petro al liberar al pueblo diciéndole la verdad de cómo es la economía, los derechos de los trabajadores, la necesidad del tiempo libre para tener la felicidad de estar con la familia como la tienen los ricos.
No, señor Botero, la polarización no se acaba desde el lado de los pobres que lo han puesto todo, es hora que los ricos pongan algo porque, se han lucrado de los pobres dos siglos.
No es censurando los discursos liberadores del presidente Gustavo Petro, es reprochando la codicia de los explotadores, llamándolos a que se vuelvan más solidarios con los pobres; eso sí sería un signo de simpatía por la izquierda.
También está conminando a los grandes medios de comunicación a que sean veraces.
Para Gustavo Petro es un deber ético decirle la verdad a la gente por eso está haciendo una revolución cultural.
Hubo otro tipo de presidentes que se pronunciaron fue para denigrar, humillar y ofender al pueblo.
El señor Botero – al mejor estilo de toda la prensa opositora que difunde mentiras e inexactitudes – quiere cambiar la verdad histórica de lo que ha sido la derecha, la que nos sumió en este desastre, con tal de desconocer que es el presidente Petro quien está poniendo de pie lo que la derecha puso patas pa´rriba a lo largo de doscientos años.
Un presidente cambiando la constitución para reelegirse, implicado, además, en asuntos jurídicos; otro presidente involucrado en desfalcos y espionajes ilegales; una Fiscalía persiguiendo a los defensores humanos y defendiendo a los criminales; una Procuraduría destituyendo a alcaldes elegidos por voto popular y protegiendo a malversadores del erario.
Cortes dictaminando en contra del pueblo; policías deteniendo y torturando jóvenes; gobernadores, alcaldes, senadores enriqueciéndose ilícitamente; políticos robándose los bienes incautados, los medios periodísticos vendidos a los ricos.
Así esta Colombia que es un Estado republicano estaba pasando, realmente, a ser un Estado bárbaro.
La lástima de Juan Carlos Botero por la izquierda es falsa por sustracción de materia porque, nada se ha perdido – ese es su deseo -, todo lo que se ha hecho en el gobierno Petro es ganancia en medio de un país inundado por el narcotráfico y la perversidad política, que es aquí un pleonasmo.
Que ha habido errores, tropiezos, sí, pero que hacen parte del errar humano no de la deformación ética que recorre a la derecha.
Creeremos auténtica la lástima de Juan Carlos Botero por la izquierda, por este progresismo, por Colombia, cuando haya dejado parte de su vida en ella como la han dejado las senadoras Aida Avella, Catalina Pérez, los senadores Iván Cepeda o Wilson Arias o tantos escritores, antropólogos, periodistas, líderes del pueblo, como el presidente Gustavo Petro que se ha batido y se bate con todos los ejércitos de la derecha desde los catorce años con tal de componer las instituciones del Estado, la existencia y la moral del pueblo.
Creeremos cuando haga mérito preparando su tema sobre este gobierno de izquierda tan concienzudamente como lo haría un buen escritor, alguien que estudió ciencias políticas y filosofía, que asistió a la Universidad de los Andes, a la Universidad Javeriana, a Harvard; de lo contrario, su lástima por la izquierda es como su columna, algo artificial.