Este año no solo se adelantaron, sino parece que estarán presentes hasta bien entrado el año entrante. ¡YA LLEGARON LOS REYES MAGOS!
Vienen con sus sacos llenos de ilusiones baladíes; con sus tulas llenas de dinero en muchos casos mal habidos; promesas de un nuevo mañana, pero solo para ellos; frases lisonjeras, sus abrazos hipócritas y sus frases huecas.
Traen muchos regalos: Contratos de 1 a 3 meses, tejas, ladrillos, cemento, obras paliativas que no resuelven problemas realmente, billeticos sueltos para pagar facturas pírricas de servicios públicos, abrazos electrizantes, sonrisas falsas y promesas lisonjeras que nunca cumplirán.
Muchos ciudadanos esperaron con ansias la llegada de los Reyes Magos, porque es la única oportunidad de conseguir “un algo” para paliar la profunda pobreza en la que viven.
En esos tiempos aprovechan para ponerle techo al rancho, echarle piso a la cocina, conseguir un mínimo que ayude en algo para los gastos de la casa o pagar facturas atrasadas de algún servicio público impagable.
Otros aprovechan sus dotes de “lideres” comunales, para enganchar a sus incautos vecinos en sancochos comunitarios, bingos, bazares, cursos de manualidades y toda suerte de “actividades” en donde muestran las virtudes del Rey Mago de turno, esos sacan el mayor provecho particular, y en muchos casos van de Rey Mago en Rey Mago, “vendiendo” sus votos, que son nada más y nada menos, que los de sus vecinos incautos.
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En el caso particular de Barrancabermeja, los “Reyes Magos” en su mayoría, no son de la ciudad, es más, desprecian a la ciudad y a sus habitantes, pero cada cuatro años llegan con sus alforjas llenas y luego, simplemente desaparecen, no vuelven a Barrancabermeja nunca más, no hablan por ella en los centros de poder, no legislan a su favor, saben que la pobreza de nuestras gentes y la falta de una educación política hace que cada cuatro años puedan poner los 500, 1000 o 2000 votos que necesitan para sumar a su cauda y poder salir electos y volver al circulo vicioso de mentiras, exclusión y pobreza a que nos tienen sometidos.
Lo peor es que los ciudadanos los conocen, saben de sus estrategias, pero aceptan sin ambages su papel en la tragicomedia que se da cada cuatro años.
¿Será que podremos ser verdaderamente conscientes de las consecuencias del papel que cumplimos como ciudadanos?
¿Podremos romper el círculo vicioso?
Se necesita de la voluntad de los ciudadanos, es necesario que no solo miren que pueden resolver momentáneamente sus problemas económicos momentáneos, sino que, si seguimos en esas, no se resolverán nunca los problemas estructurales que padecemos: Desempleo, falta de oportunidades, educación de calidad inalcanzable, salud de calidad solo para los que tienen como pagarla, exclusión, violencia. Pobreza y más pobreza.
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