Inicio Alberto Cotes Unión: generosidad, sinceridad y sobre todo confianza

Unión: generosidad, sinceridad y sobre todo confianza

albertoPor: Alberto Rafael Cotes Acosta
«¿Por qué no tener confianza en la justicia del pueblo?
¿Hay en el mundo esperanza mejor o que pueda igualarla»
Abraham Lincoln

¿Qué necesita Barrancabermeja? Es la inevitable pregunta que se vienen haciendo muchos ciudadanos con motivo de la contienda electoral que se avecina. ¿Estamos los que de una u otra manera ejerciendo la política buscándole solución a esa pregunta? Me parece que la mayoría no, porque están dedicados al que parece ser el deporte municipal… Despellejar al prójimo. Y eso que aún no empieza en forma la campaña política. Vemos entonces a un precandidato diciéndole a sus seguidores, que otro precandidato (siendo del mismo partido) hace años no vive en Barrancabermeja, de una forma falaz y descarada, aún sabiendo ese precandidato (que abogado es) que aún si eso fuera cierto (que no lo es), la norma legal le permite aspirar al cargo por HABER NACIDO EN LA CIUDAD (Ley 136/94, Artículo 86).

Lo peor del asunto es que los seguidores del mencionado mitómano (miente sin rubor) le creen a pie juntillas su felonía, pero además se convierten no solo en defensores de esa absurda idea a capa y espada, sino que además se convierten en enemigos a muerte (dentro de la misma colectividad) de quienes apoyan al otro.

O vemos por las redes virtuales (facebook principalmente) que son una herramienta maravillosa de comunicación, a un grupo de “sicarios virtuales” que tratan de asesinar el buen nombre, el prestigio y hasta la vida privada de quienes tienen algún tipo de aspiración, con toda suerte de improperios, mentiras, verdades a medias (que también son mentiras), amparados bajo un manto de una supuesta intervención “cívica” en la vida política, social y económica de la ciudad, con el argumento que si dan la cara los asesinan (cosa que también se convierte en un señalamiento para quienes enjuician, pero que no tiene ningún tipo de sustento fáctico o por lo menos circunstancial) pero escondidos tras de toda suerte de “alias”, “remoquetes”, “seudónimos” o nombres falsos.

¿Es ese el ejemplo que le queremos dar a nuestros jóvenes? ¿Se merecen nuestros hijos ese legado? ¿Es eso lo único que tenemos para enseñarles? Me pregunto dónde quedaron los valores que nos inculcaron nuestros padres y abuelos (por lo menos a mi si me los inculcaron, y trato de inculcárselos a mis hijos), dónde están las virtudes que nos enseñaron con el ejemplo; el valor de la palabra, la satisfacción del trabajo, la recompensa social por las buenas acciones, la honradez, la VERDAD. No digo que debamos ser arcángeles o cuerpos gloriosos, porque desde el inicio de los tiempos estamos imbuidos en el pecado, pero por lo menos debemos ser  dignos de llamarnos seres humanos. Todos cometemos errores en la vida, la virtud está en saber enfrentarlos, no repetirlos y por lo menos tratar de enmendarlos.

Hemos venido proponiendo, no desde ahora, sino desde hace varios años la necesidad de la UNIÓN para sacar adelante nuestra ciudad, y no solo le hemos venido proponiendo nosotros al interior del Partido Liberal, sino desde diferentes sectores políticos y sociales se oyen voces pidiendo la tan mentada unión. ¿Por qué no ha sido posible ello? En gran medida por aquello del deporte municipal, que tiene como causa principal en mi concepto la falta de CONFIANZA entre los diferentes actores, confianza que como he dicho en otros comentarios, debe partir de LA SINCERIDAD, pero principalmente de la práctica de LA GENEROSIDAD, generosidad que debe verse traducida en amor por esta tierra, para ponerla por encima de todas las circunstancias de grupos políticos o de todas las circunstancias personales. Quienes quieren acceder a los cargos públicos deben despojarse de todo egoísmo y tener en sus mentes y corazones que principalmente por encima de todo está el bien general ¿es eso tan difícil?

Nuevamente hago un llamado a todos aquellos que creen, como yo, que por encima de cualquier circunstancia está el bien de la ciudad como ente político o administrativo, pero principalmente el bien de la ciudad reflejada en TODOS sus ciudadanos, el bienestar del desempleado (para darle oportunidades), el bienestar del obrero (para ofrecerle trabajo digno y bien remunerado), bienestar para la ama de casa (para darle salud, recreación, vivienda y educación a sus hijos), bienestar para los profesionales (para no ser desplazados laboralmente en su propia tierra), bienestar para el empresario (para darle las opciones apropiadas de inversión). Nuevamente invito desde aquí a aquellos que en los últimos años han estado en la primera plana de la política local, para que juntos construyamos un proyecto político de ciudad, sin rencores, sin odios, sin pasiones, buscando siempre lo que nos une, no lo que nos separa.

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