Inicio Uncategorized El síndrome de ‘Televillo’ – (Por: Pedro Severiche A.)

El síndrome de ‘Televillo’ – (Por: Pedro Severiche A.)

EL SÍNDROME DE ‘TELEVILLO’ADVERTENCIA:

El presente escrito no aplica para los buenos maestros que son la mayoría de quienes conforman tan distinguido gremio. 

 

Don Trino

 

Don Trino fue mi profesor de cuarto de primaria. El buen hombre, cuyas deficiencias como docente las suplía a ‘reglazo’limpio, tenía una figura de carnicero que no podía con ella.

 

Vivía en la escuela Galán en un aula de clases que habilitó como apartamento. Es decir, Don Trinidad se levantaba de su cama y pasaba derecho al salón de clases, sin enjuagarse siquiera.

 

Sin ser sabio, don Trino dictaba de todo: matemáticas, culinaria, religión, sociales y hasta canto.

 

Como que venía del sur del país porque nos obligó a aprendernos la canción del “Ay sí, sí, yo no soy de por aquí; Ay sí, sí, yo vengo del Casanare (bis)”.

 

O esta otra canción: María Antonia, la ventera…

 

María Antonia es la ventera,

más linda que he conocido,
tiene una tienda de besos
al otro lado del río,
A donde voy todos los días,
En de antes que salga el sol,
a comprarle a María Antonia,
todos sus besos de amor,
A comprarle a María Antonia,
todos sus besos de amor.
María Antonia es la ventera,
más linda que he conocido,
tiene una tienda de besos
al otro lado del río,

 

 

Que Dios me guarde esta pluma, pero estoy casi seguro de que don Trino llegó al Magisterio apadrinado por algún político.

 

Y no sería raro. Todos sabemos que el grueso de los maestros en Colombia llegó al Magisterio porque eran las escuelas y colegios la más grande fronda burocrática de la clase política para la época.

 

Una especie de Plan Choque del siglo pasado.

 

 

Caída libre

 

Bien recuerdo -y sin perder el hilo de este escrito- que el Centro de Estudios Regionales (CER) reveló alguna vez un preocupante diagnóstico sobre la calidad de la educación secundaria en Barrancabermeja, con base en las llamadas pruebas Saber 11. El viejo Icfes.

 

Lo preocupante del estudio del CER radica en que Barrancabermeja en ese diagnóstico estaba por debajo, en estas pruebas, de municipios como Simacota y Rionegro (Santander).

 

 

 

Y lo estaba en una caída en picada de la que no escapan colegios como el Nariño, la Normal y el Santa Teresita. En los colegios no oficiales por ahí se salva El Rosario y en los oficiales El Castillo, pero lejos.

 

La enseñanza del inglés, por ejemplo, es un desastre. En Lenguaje es lo único en lo que nos salvamos, muy seguramente porque para hablar paja, nadie nos gana.

 

 

‘Televillo’

 

Retomando el tema de mi maestro Trinidad, debo decir que con el tiempo lo ascendieron a secundaria y como por arte de magia pasó a ser profesor de Inglés del colegio Diego Hernández. Aceptó sin sonrojarse, me imagino.

 

Producto de su docencia bilingüe, don Trino se ganó el apodo de ‘Televillo’ y todo porque les pedía a sus alumnos que repitieran con él “Televillo”, que según mi maestro quería decir Televisión.

 

 

– Repit Televillo, decía don Trino.

 

Y Memo Bejarano y demás compañeros del Diego repetían:

 

– ¡Televillo!

 

Y lo hacían con entonado acento…anglosajón.

 

 

¿Cómo la ve?

 

Ante ese desastre académico revelado por el CER solamente escuché expresiones como:

 

“Qué van a enseñar bien los pobres profesores con esos sueldos de hambre”.

 

 

O también esta:

 

“Es que no hay derecho a que unos colegios tengan aire integral en sus aulas y otros no”.

 

Ante quejas como aquellas que hay profesores que siguen en la nómina, a pesar de tener ‘enmuñecadas’ hasta dos y tres pensiones, la respuesta es:

 

“Esas son conquistas de las luchas del Magisterio”.

 

Pero he escuchado también una expresión bastante descalificadora:

 

“A los directivos de los colegios les interesa más el negocio de las cafeterías que la propia educación que se imparte en sus planteles”. No puede ser.

 

 

Good bye

 

Si don Trino fue atrevido al dictar Inglés en el Diego, ni qué decir de mi profesor de ese idioma en el colegio Industrial.

 

Sin ningún escrúpulo (y no me dejan mentir mis compañeros de clases que aún viven), dicho profesor -muy enamorado él de todo lo que tuviera faldas- me ordenaba:

 

“Severiche, dicte la clase porque usted sabe de eso más que yo”.

 

Tanto ese conchudo profesor como don Trino se pensionaron como profesores de Inglés sin saber siquiera decir “Good Bye”.

 

 

El bolsón

 

Y con esto termino…

 

Una vez conocido el descubrimiento de la llamada Partícula de Dios busqué con afán a un profesor de Física por toda la ciudad para realizar una nota periodística sobre tan trascendental tema.

 

No hubo uno de ellos que se le midiera a hablar sobre el bosón de Higgs. Don Trino se le habría medido a ese reto, así hubiese confundido el bosón de Higgs con el bolsón de Higgs.

 

 

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