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El imperio de la estupidez

El imperio de la estupidezPor: Jairo Andrés Amaya García

 

Vivimos tiempos acelerados, tiempos con raros matices.  Por un lado la tecnología gobierna nuestro diario vivir, es raro encontrar una persona que no tenga un smartphone y que no exista en las redes sociales.

 

La gran ‘avenida del internet’ abrió el conocimiento a todo el mundo, cualquiera puede acceder a fuentes de información que permiten estar totalmente al día de lo que pasa en el mundo y no sólo eso, permiten el conocimiento a un solo ‘click’.

 

Por consiguiente debemos pensar que nuestra generación  debería esta experimentando un crecimiento intelectual, sin precedentes, pero, por el contrario, vivimos tiempos intemporales, hoy la estupidez reina con total soberanía.

 

Internet se ha convertido en una fuente de información que en su mayoría es falsa, se dice que «al menos el 70% de la información es mentira y sirve para engañar a millones de personas que creen cosas que no son ciertas».

 

Basta un video con un collage de imágenes, sumado a una voz en off para engañar a los desprevenidos internautas, el internet de alguna manera ha convertido a las personas en «analistas perezosos»; les basta con 3 renglones de un párrafo o un video de 1 minuto para «sentirse con la verdad absoluta».

 

 

Algunos ejemplos

 

No se indaga,  no se investiga y sólo nos quedamos con «la versión»  (en su mayoría parcializada) de una persona, a los ejemplos me remito:

 

En la campaña presidencial del año pasado la desinformación reinó y fue la única verdad que encontraron más de 11 millones de personas.   El miedo en nuestro país se sembró de forma tal que muchos salieron a votar por miedo.

 

Bastaron cientos de memes o videos editados para crear la versión de un Gustavo Petro «comunista y terrorista» a pesar que jamás militó en el comunismo y jamás fue enjuiciado por asesinatos o atentados con bombas.   En Fiscalía no existen y no existieron tales investigaciones.

 

Recientemente Natalia Bedoya  —reconocida militante del Centro Democrático— público una fotografía de Gustavo Petro saludando a un indígena que portaba en su cinto un machete,  la mujer comparte la foto afirmando que «el machete era realmente un fusil»  y  le  pregunta  a  Petro¿qué hacía saludando a personas armadas?     La foto revela, a todas luces, que no es un arma de fuego, sin embargo, muchos comentan y creen lo que Natalia afirma.    ¡Increíble!  

 

 


 

 

Otro ejemplo similar

 

Días posteriores dos camiones, con ayuda humanitaria, son incendiados en un puente fronterizo entre Colombia  y  Venezuela,  la acción es endosada a la guardia bolivariana, el propio presidente Duque lo afirmó en declaración emitida ese mismo día.    The New York Times —días posteriores— publica con clarísimas pruebas que el incendio fue provocado por manifestantes contra el régimen de Maduro del lado colombiano.

 

Sin embargo, la gente a pesar de contar con las pruebas sigue afirmando que «el incendio fue provocado por el gobierno venezolano».

 

En Estados Unidos una «nueva» teoría suma seguidores a ritmos acelerados y digo «nueva» porque es algo que creían nuestros antepasados hace más de 2 mil años.

 

Famosos como Charlie Sheen, Bruce Willis, LeBron James, Kanye West, Jim CarreyMark Ruffalo entre otros son fervientes seguidores del terraplenismo (que la tierra no es redonda sino plana) esto sumado a miles de seguidores que creen con fe lo que sus ídolos afirman.

 

 

¡Increíble!

 

Seguidores de la teoría del  planeta Nibiru, un enorme planeta que chocará de forma inevitable con el nuestro, basado en conjeturas de personas que sólo buscan «vender libros, conferencias y sitios web».  Todo esto hace parte de la nueva fe de la actual sociedad.

 

Las redes sociales tienen un defecto, si bien se convirtieron en la total democracia participativa en materia de opinión  (cualquiera puede opinar lo que le provoque) les ha dado «voz» a personas que no les interesa leer o saber de un tema, solo plasman sus pareceres desde sus pareceres contando casi siempre con un precario o nulo conocimiento sobre los temas que abordan.

 

Es común ver cadenas en WhatsApp de algún «producto milagroso que cura enfermedades de manera inmediata», de anuncios de Facebook o WhatsApp  donde se dan a conocer cambios que no son reales.    También están las cadenas que solo buscan «desprestigiar personas o empresas» aprovechándose del defecto más común en estos días de nuestra sociedad: la estupidez de creer todo lo que se dice en internet

 

La carencia de educación, con un bajo nivel de escolaridad y la falta investigación para profundizar los temas del día a día para lograr tener una idea clara y real de las situaciones son las principales culpables de esta crisis.

 

Es la «pereza mental» que abre las puertas al nuevo imperio, cada día más globalizado: «El imperio de la estupidez».

 

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JARIO ANDRES AMAYA GARCIA, es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL.   Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]

 

 

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