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¿Cómo creerles a los medios de comunicación colombianos?

¿Cómo creerles a los medios de comunicación colombianos? Por: Édgard Hozzman

 

El compromiso con sus causas políticas, falta de ética de directores y algunos ejecutivos radiales le están restando credibilidad a los informativos radiales, los que en su momento marcaron el norte de su gran audiencia.

 

RCN es de propiedad de la Organización Ardila Lulle,   El Tiempo, CityTv es del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo.    La familia Char  —en la costa—  domina todo lo relacionado con la política, los alcaldes, gobernadores, concejales de la región y es la dueña de la cadena Olímpica.

 

Darío Arizmendi, «el hombre de los Panamá Papers», un oligarca que no ahorra esfuerzos en atacar a quien exprese inconformidad con las políticas que afecten a la clase que él favorece y a los empresarios, sin importarle si son liberales, conservadores o de izquierda.

 

Fernando Londoño Hoyos, después de defraudar a una empresa distribuidora de gas llamada Invercolsa y ser inhabilitado para ejercer cargos públicos, se ‘atrincheró’ en un programa pagado en Radio Súper, para  según  el “hacer periodismo”  en  nombre  de una democracia en la que solo hay espacio y razón para la derecha.

 

Néstor Morales, contratista con la Alcaldía de Bogotá, director de Blu, es cuñado del presidente Iván Duque.

 

Darcy Quinn es la esposa de uno de los «dueños de la basura de Bogotá» y con altos intereses en las contrataciones estatales.

 

 

La Luciérnaga se apagó

 

Gustavo Gómez,  de reportero y conductor de espacios de variedades, lo catapultaron en el Grupo Prisa Colombia como director y conductor de “La Luciérnaga” donde despotrica de lo que esté en contravía de sus creencias conservadoras.   Este programa marcó un récord de sintonía, bajo dirección del ingeniero y periodista, Hernán Peláez Restrepo, quien lo condujo con criterio, conservando la distancia y lugar del elenco de humoristas, comentaristas y periodistas que le colaboraron.

 

Gustavo, quiere posar de humorista participando en las caricaturas. Hoy “La Luciérnaga” ya no da primicias, ni tiene objetividad en las denuncias,  las que en su momento presentó con seriedad, Peláez a quien como rezaba el eslogan de Todelar“Lo escuchaban y le creían”, además lo respetaban y tenía eco en la audiencia.

 

El programa, ahora, sólo sirve para promocionar los restaurantes de Don Jediondo.

 

 

La W Radio, una emisora Ligth

 

La W Radio en las mañanas, tiene un alto contenido light, con extenuantes y fatigantes entrevistas de reinados, intérpretes de música urbana, lo que no es otra cosa que un ‘sofisma’ a la cruda realidad nacional.

 

Alberto Casas, quien en su momento fue el soporte académico y cultural de la W Radio, de un tiempo para acá se ha convertido en un ‘viejo verde’, defensor de la clase política.

 

 

No hay información, ni comunicación, solo promoción

 

Definitivamente lo que le está faltando a las cadenas radiales es el restablecimiento de locutores que den credibilidad a la información enfatizando la importancia de la noticia, voces que interpreten y transmitan lo redactado por periodistas éticos y profesionales. Esta fue la radio que hizo grande a nuestra radiodifusión a nivel continental. Voces como las de Eucario BermúdezJorge Antonio VegaArmando Osorio HerreraJulián Ospina, Manolo VillarrealCarlos y Eduardo PinzónEdgard OviedoChucho Álzate, Tulio Pizarro, Vicente Cortez AlmeidaJuan Caballero, Fernando Calderón EspañaGustavo Nino Mendoza, Fabio Becerra Ruiz, entre muchos más grandes maestros.

 

 

Periodismo de cinco días

 

En Blu Radio, el periodismo se hace de lunes a viernes.

 

Para ellos Colombia y el mundo se apagan los fines de semana.  Pero, que se puede esperar de un medio manejado por un gerente, que acuerda y coordina entrevistas con instrucciones a sus periodistas para “proteger” al entrevistado, no haciéndole preguntas comprometedoras ante las circunstancias que este afrontando, como lo hizo con Roberto Prieto.

 

 

Emisoras para pastores y religiosos

 

Los auto llamados «pastores» se tomaron el dial AM de nuestra radio.

 

Acá caben muchas preguntas sobre la soberanía nacional del espectro electro magnético patrimonio nacional.   Las frecuencias son otorgadas en concesiones a particulares que,  de acuerdo a las normas legales, por tratarse de un negocio jurídico debe tener extremos: fecha de iniciación, de terminación y de renovación. Las concesiones deben ser devueltas al Estado al final del contrato con los bienes, equipos utilizados para la explotación y producción, en este caso el recurso aprovechado por esa particular persona natural, colombiana de nacimiento, no por adopción, jamás personas jurídicas y mucho menos extranjeros.

 

 

Sin Ministerio de Comunicaciones

 

Hoy en Colombia los particulares se benefician de nuestro patrimonio nacional, «explotándolo comercialmente».   Las frecuencias no las devuelven,  las  venden  o  las arriendan.    El  Grupo  Prisa, empresa española hace lo que le da la gana con nuestro patrimonio, sin que el Estado, representado por el Ministerio de las Tecnologías de la Información y  de  la  Comunicación  defienda  y  controle  nuestra soberanía.

 

Originalmente las emisoras fueron concebidas para enfatizar la soberanía, la educación, la información, la formación de la opinión de los ciudadanos y la divulgación y promoción de nuestra identidad cultural, el folclore.

 

El MinTic sólo se encarga ahora de entregar computadores en las escuelas, ayudarles a vender el internet a las multinacionales y hablar de las redes sociales.

 

Está tan olvidada la radio, que un simple trámite como el cambio de sitio de transmisores, se demora entre 5 y 10 años.

 

Estamos mal … muy mal.

 

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