Por: Jaime Calderón Herrera
Las mega-polis se han hecho insostenibles y hoy pensamos que es mejor apostarle a ciudades medianas, especializadas y con gran articulación regional, nacional e internacional.
Las variaciones en las determinantes económicas posibilitan que algunas ciudades entren en una zona gris, y que, si no se reinventan, colapsen.
Si, por el contrario, logran vislumbrar el cambio y se trasforman, asegurarán el empleo y la mejor calidad de vida de sus habitantes.
Medito sobre estos aspectos pensando en una futura Barrancabermeja sin refinería y cuando en el horizonte se vislumbra que el petróleo cederá el paso a energías limpias.
Sin embargo, el Río Magdalena y la biodiversidad de la región son algunas de las potencialidades que brindan a esa ciudad las alternativas para reinventarse.
También pienso en Bucaramanga, que de hecho se ha venido trasformando en una ciudadela educativa en la era del conocimiento.
Su infraestructura apunta hacia una ciudad agradable para vivir, para visitar. La oferta gastronómica y turística ha crecido. La oferta de servicios de salud con calidad ni se diga. Víctor Castillo es uno de esos líderes a los que resulta difícil calcularles su alcance.
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No contento con desarrollar un proyecto para hacer posible la atención con excelencia de las enfermedades cardiovasculares en el país, como lo demuestra que la FCV sea el único centro en Colombia que implanta corazones artificiales, su visión le permitió descubrir una ciudad en el primer mundo que se reinventó con éxito y está dispuesta a colaborar con la nuestra.
Pittsburgh en los años 70 colapsó con la crisis del acero, de la dificultad surgió una tecnópolis como la soñaría para Bucaramanga Jorge Gómez desde la rectoría de la UIS.
El viernes pasado, la FCV y la Universidad de Pittsburgh firmaron un convenio de cooperación con la nueva fundación universitaria de la FCV, que se suma a la alianza del hospital de Pittsburgh con el Hospital Internacional de Colombia y que son la puerta de entrada a una cooperación entre dicha ciudad y el área metropolitana de Bucaramanga.
La siembra está hecha, el liderazgo regional será el responsable de cosechar o dejar pasar la oportunidad.
