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Lo que pocos saben de la sirena de Yariguíes Stereo – Por: Edgar Daniel Rodao

(Anécdotas de la radio, Barrancabermeja 100 años)

Lo que pocos saben de la sirena de Yariguíes Stereo – Por: Edgar Daniel Rodao

La sirena que tradicionalmente acciona la emisora Yariguíes stereo durante la temporada de fin de año, se ha constituido en un ícono de los diciembres barranqueños en los últimos 35 años.

Pese a que hay un sector de la población que dice no gustarle la sirena porque les trae «nostalgia y malas vibras», lo cierto es que la sirena de Yariguíes es aclamada por la inmensa cantidad de oyentes que tiene esa estación radial en la ciudad.

Muchos se atreven a decir que un diciembre barranqueño sin esa sirena, «pierde su encanto».

Sin embargo, detrás de esa sirena se esconden historias de alegría, nostalgias y hasta de pujas radiales por lograr -en diciembre- el primer lugar de sintonía en la ciudad.

La historia de esa sirena comienza en 1985, cuando el comunicador social, Fabio Hernández Laverde, quien en esa época laboraba en Yariguíes, tenía a su vez un negocio de alquiler de películas en betamax que – por  esa época 1985 – era lo que estaba de moda.

Fabio, para surtir su negocio, se iba hasta San Antonio del Táchira en Venezuela y buscando buenas producciones en el mercado venezolano le daba gusto a su clientela en Barrancabermeja.

En uno de esos viajes, Fabio compró allá en Venezuela, un disco con efectos de sonido y un día, en compañía de Orlando Sánchez Carrasquilla, revisando todo el acetato, encontraron el efecto de la sirena e inmediatamente lo sacaron al aire para la temporada decembrina.

Pasaron varios años y la sirena se iba convirtiendo en un ícono del fin de año barranqueño.

Transcurría el mes de diciembre y en Yariguíes stereo trabajaba Roberto Carlos Pazos, a quien yo considero el mejor «locutor decembrino» que ha tenido Barrancabermeja en toda su historia, por la altura de su voz, su vibrante estilo, pero especialmente por la pasión que le pone a cada una de sus intervenciones.

Fue Roberto Carlos el que le dio el puntillazo exacto al uso de esa sirena, hasta llegar el punto de convertirla en su inseparable compañera decembrina.

Todo iba muy bien, hasta que la cadena radial RCN, acostumbrada a pescar en río revuelto y a la caza de nuevos talentos, le «echó el ojo» a Roberto y por intermedio del entonces gerente local, le ofreció al dinámico locutor (3) tres veces más dinero de lo que se ganaba en Yariguíes stereo, solamente para que se fuera a trabajar a Radio Cadena Nacional y liderara – desde RCN – esa  majestuosa manta tendida de sintonía que tenía en los 102.7 de Yariguíes.

Roberto no lo pensó dos veces y se fue para la organización Ardila Lule.

Sin embargo, ese día sucedió algo inesperado.

Roberto – antes de irse para su nueva emisora – en un acto apasionado, que rayaba en la locura, decidió empacar en su maleta el CD venezolano con el efecto de la sirena que había traído Fabio de Venezuela y que llevaba casi 14 años continuos sonando en Yariguíes, diciembre tras diciembre.

Roberto ese día fue enfático: «Yo quiero mucho a Yariguíes, la amo, es la emisora de mis entrañas, pero yo fui quien institucionalicé esa sirena, y esa sirena se va conmigo».  Y en menos de lo que canta un gallo, se llevó el CD y la borró de los archivos digitales de Yariguíes stereo.

En Yariguíes el hecho cayó como un baldado de agua fría. Prácticamente habían quedado como si les faltara un brazo. La sirena formaba parte del patrimonio decembrino de la emisora y les hacía mucha falta.

La desaparición del audio de la sirena, generó en Yariguíes una reunión extraordinaria de sus locutores para mirar que estrategias se iban a tomar frente a semejante «rapto».

No sé exactamente si fue en 1998 o 1999, pero en alguno de esos dos años, Yariguíes no pudo compartir la sirena con sus oyentes, por cuenta de todo este novelón.

El abogado Omar Torres Pinto (que en esa época era un fogoso locutor deportivo y de cabina) se le ocurrió ir al Cuerpo de Bomberos de Barrancabermeja y grabar desde allí el ruido de una sirena, pero su iniciativa no dio resultados.   

El sonido de esa sirena «no llenaba los requisitos» y fue rápidamente eliminada de los archivos de Yariguíes.

Fue entonces cuando apareció la más «pragmática» de las soluciones. 

Ansisar Suárez Díaz, que ya era locutor de la emisora, decidió – clandestinamente – dirigirse al locutor Emilio Altamar González de RCN (q.e.p.d.) y pedirle el favor «de buenas maneras» que le devolviera -así fuera una copia- de dicho efecto.

Dicen que después de mucha antesala y protocolo, pero sobre todo de ruegos e insistentes súplicas, finalmente Emilio decidió devolver una grabación (copia) de la sirena a Ansisar, considerando que – efectivamente – esa sirena era «sentimentalmente» de Yariguíes stereo.

Roberto solo la usó 1 año en RCN, porque después y gracias a sus extraordinarias cualidades como locutor fue llamado a Olimpica stereo Cúcuta y Barranquilla, donde actualmente es una de las voces más reconocidas de la puerta de oro de Colombia.

El día que se recuperó la «sirena», me encontré con Ansisar, quien muy emocionado por el rescate, se quedó mirándome y me dijo: “Manito, le voy a dar una copia de la sirena a usted, guárdela celosamente, nunca la vaya a usar y en caso de que ocurra otro cataclismo con esa sirena, usted la tenga disponible para nosotros”.

Desde ese día conservo en mis archivos, en un CD, la sirena de Yariguíes y le he cumplido la promesa a Ansisar de guardarla celosamente en una de mis carpetas.

Con Roberto conservo su bella amistad y lo sigo considerando la mejor y más alegre voz decembrina barranqueña de todos los tiempos.

Son bellas e inolvidables historias de nuestra querida Barrancabermeja en sus 100 años de vida institucional.


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